En el juego Asturias 36-37 los suministros juegan un papel fundamental, si bien se representan de una manera diferente a la de los wargames habituales.
Normalmente en los wargames los suministros se definen con una regla de juego del estilo «una unidad está suministrada si puede trazar una línea hasta la fuente de suministro». Es sencillo, es directo y nos gusta. Pero en este caso no representa lo que necesitamos para la guerra en Asturias. Aquí los medios de los que disponian ambos bandos eran tan escasos que cada camión adquiría una importancia estratégica propia. Además la orografía no facilitaba las cosas, haciendo que las vías de suministro tuviesen que atravesar múltiples desfiladeros y puertos de montaña, donde siempre existía el riesgo de sufrir el ataque del enemigo.
Asturias 36-37 debía representar correctamente este factor, que fue fundamental para comprender las vías de avance nacionales y que permitió a los defensores republicanos sostener la defensa de un territorio que, de otro modo, difícilmente podría haber resistido tantos meses. Para ello se crearon los marcadores de suministros.
Estos marcadores no solo representan camiones y vehículos similares, sino otros medios de transporte probablemente más comunes: carros y animales de carga, así como depósitos en retaguardia donde acumular la munición, pertrechos, forraje y todo lo necesario para sostener el esfuerzo de la campaña.
Lógicamente estos marcadores no disponen de defensa por sí mismos, así que pueden ser capturados por cualquier unidad republicana que entre en la casilla. De esta manera representamos todas aquellas ocasiones en las que se perdieron estos valiosos recursos en retaguardia debido a una infiltración republicana o algún sabotaje.
El jugador nacional dispone de una cantidad limitada de estos marcadores, y a medida que se adentra en territorio republicano puede ir colocándolos para formar una línea de suministros. Esto le permite abastecer a las unidades que se encuentran hasta a dos casillas de distancia de los marcadores.
La existencia de unos marcadores sobre el mapa representando la línea de suministro genera una dinámica propia en el juego que añade un paso de complejidad a la estrategia de ambos bandos. Ahora el jugador nacional no solo debe avanzar y conquistar territorio, sino que debe proteger a toda costa sus marcadores de suministro; cosa nada fácil si el jugador republicano va dejando pequeñas unidades aisladas en la retaguardia nacional. Esto representa la intensa guerra de guerrillas que se libró en Asturias, y que se prolongó más tiempo que la propia Guerra Civil.
También representamos correctamente otro aspecto del desarrollo de las batallas en la Guerra Civil Española y más en concreto, en el frente de Asturias. Frecuentemente se ha descrito estas batallas como una pelea de carneros, donde ambos bandos combatían en asaltos frontales, sin movimientos de cerco o flanqueo. Esto no es debido a que los oficiales fueran incompetentes o que tuviesen escasa preocupación por las vidas de sus soldados, sino porque la escasez de medios para el suministro les obligaba a concentrar el esfuerzo de la batalla en un frente muy estrecho. Si se planifica que algunas unidades puedan desviarse de la línea de ataque principal, necesitan crear una nueva vía de abastecimiento, no solo para proveerse de lo necesario en su avance sino para tener una ruta por la que retornar a los heridos y establecer una posible vía de retirada.
Este sería un ejemplo de línea de suministros:
Aquí podemos ver una hilera de marcadores formando una línea de suministros. Esta línea es válida para suministrar unidades nacionales porque comienza adyacente a una casilla suministrada en la zona nacional (el área sombreada de azul) y está constituida por marcadores de suministro adyacentes. De este modo se podría suministrar cualquier unidad nacional en las casillas coloreadas de azul.
Podemos ver que las casillas al sur de la línea tienen el suministro bloqueado debido a la presencia de dos unidades republicanas, sin importar su tamaño. Aunque la unidad CNT es solamente una columna (probablemente apenas un parapeto con algunos civiles armados) es suficiente para que los camiones nacionales no puedan cruzar por allí.
Si alguna de estas unidades republicanas consigue acceder a las casillas de la línea de suministros, eliminará las fichas de camiones que allí se encuentren. La pérdida de estos marcadores es un problema serio para el jugador nacional, ya que limita sus opciones de avance. Si el jugador republicano es muy exitoso en esta tarea puede darse el caso de que el nacional no disponga de suficientes camiones para alcanzar Oviedo, imposibilitando así su victoria.
¿Y qué sucede cuando se rompe esa línea de suministros? Las consecuencias, al comienzo del desarrollo de este juego, eran las habituales en los wargames: las unidades sin suministro quedaban incapacitadas y al final del turno eran eliminadas si el jugador no había conseguido rescatarlas.
En este punto tengo que agradecer los consejos del historiador y amigo Jose Ramón Gómez Fouz, que me recomendó no ser tan estricto en estos casos. Según sus sabias palabras: «en Asturias no se muere la gente de hambre, siempre puedes robarle una lechuga a la paisana». Por lo tanto, en el juego Asturias 36-37, el proceso de degradación de una unidad fuera de suministro es mucho más gradual.
La primera ronda sin suministro no puede combatir, después ve limitada su capacidad de movimiento, y solo cuando han transcurrido tres activaciones sin suministro, el jugador debe empezar a lanzar un dado para que la unidad comience a perder pasos. En nuestras pruebas de juego, las unidades sin suministro permanecen en juego entre siete y diez rondas antes de ser eliminadas. Este es un tiempo más que suficiente como para haber supuesto, sin duda, un pertinaz estorbo para las unidades del jugador contrario.
Ya por último, otro factor que queríamos representar en este juego es la ocupación física de las comarcas leonesas y asturianas. La conquista del territorio enemigo no es un evento que suceda de manera automática. Aunque en la publicidad de ambos bandos se insistiese en que la población recibía al invasor con los brazos abiertos, la realidad era muy diferente. Las diversas comarcas conquistadas veían con lógico recelo a los soldados que hasta ese momento eran el enemigo, y se dieron no pocos casos de sabotajes, boicots y destrucción de suministros. El área que quedaba a retaguardia de las unidades que avanzaban debía estar lo más controlada posible, normalmente a cargo de personal de seguridad (policía o paramilitares fuertemente ideologizados) que debía moverse con celeridad de un punto a otro, teniendo para ello asignados vehículos, armas y pertrechos, pese a que eran muy necesarios en el frente.
Asturias 36-37 representa esta situación de la manera más simple posible, para no entorpecer el transcurso de la partida (aquí hemos venido a luchar, caballero). Las reglas establecen que un avance sobre una casilla de ciudad obliga al jugador a colocar en ella uno de sus marcadores de suministros, permaneciendo en esa localidad hasta el final de la partida. De este modo, a medida que el jugador nacional conquista territorio, va dejando fijado en retaguardia parte de los medios que necesita para abastecer a las tropas del frente. Estos marcadores en ciudad siguen manteniendo la función de formar parte de una línea de suministros, así que no pierden su utilidad para el jugador nacional, pero se quedan «clavados» en el terreno, limitando cada vez más la movilidad del ejército que avanza.
¿Por qué no permitir que el jugador nacional pueda retirar los marcadores de suministros de las ciudades? ¿No parece esa una regla que «nos hemos sacado de la manga» porque nos interesa para el juego? Precisamente al contrario, queríamos reflejar una característica del ejército nacional durante toda la guerra: en cuanto una población era conquistada, no podía ser abandonada bajo ningún concepto. Probablemente esta actitud que compartían tanto los altos mandos como la tropa en general, tuviese que ver con su propio concepto -equivocado o no- de ser un ejército «liberador».
En definitiva, creemos que gracias al sistema de suministro mediante marcadores en el mapa, el juego adquiere una dimensión estratégica adicional que los jugadores sabrán apreciar y disfrutar, al mismo tiempo que representamos conceptos que consideramos importantes de la Guerra Civil Española en Asturias.