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Como se ha expuesto en el diario anterior las islas bien pudieron ser descubiertas por Fenicios, Cartagineses , Griegos y posteriormente Romanos. También siglos después de la caída del imperio romano por Árabes en su expansión por el Norte de África.
El vacío documental existente entre la primera referencia de Canarias, la de Plinio el Viejo en su Naturalis Historia en el siglo I, hasta que el cartógrafo Angelino Dulcert estampa las islas de Lanzarote, Fuerteventura y Lobos en un mapa de navegación, en 1339, fue lo que llevó al antropólogo italiano afincado en Canarias, Alberto Quartapelle, a bucear en diversos archivos hasta reunir los portulanos, mapas y relatos que se conservan de esa época y poder llegar a la conclusión de que, aunque escasos, todos, convergen en que «unos genoveses que querían conocer el mundo, probablemente al mando de Lanzarotto Malocello, fueron los redescubridores de Canarias en 1339», según recoge en su artículo El redescubrimiento de las Islas Canarias en el ‘anno domini’ 1339, publicado en el último número de la Revista de Historia Canaria.
El portulano de Dulcert de 1339 es un icono en la historiografía canaria, el primer documento en el que las islas aparecen en el océano Atlántico, y de él parte Quartapelle su investigación sobre el corto viaje de Malocello y su hallazgo de tres islas, entre ellas Fuerteventura, la isla de «la mala suerte».
Un aspecto interesante de este mapa está relacionado con los nombres que aparecen escritos en correspondencia con las tres islas canarias, los cuales difieren parcialmente de los nombres que se aprecian en el mapa de Dulcert 1339 y en el mapa llamado de Dalorto, que es un manuscrito anónimo y sin fecha BL ms 25691 de la British Library de Londres. A pesar de las malas condiciones del manuscrito , que no permite leer con claridad los nombres de las islas por la presencia de borraduras en la tinta, no hay prácticamente duda de que, en ambos mapas, la isla de Fuerteventura es llamada «la forte ventura».
Por el contrario, podría haber algunas diferencias en el nombre de la isla de Lobos: mientras que en el mapa Dulcert se ha interpretado comúnmente, no sin dificultades, como «li vegi marin», en el BL ms 25691 podría leerse «li ve[xx] marin/marón».
Finalmente, la diferencia más relevante entre los dos mapas se registra en el caso de la isla de Lanzarote, que es llamada «Insula de Lanzarotus Marocelus» en el mapa de Dulcert y más sencillamente «Insula de Lanzarot» en el BL ms 25691. Acerca de la última letra, que se parece más bien a una «r» que a una «t».
Posteriormente las Islas Canarias aparecen en su totalidad en el Atlás Catalán realizado por el judío mallorquín Abraham Cresques en fecha aproximada a 1375, mucho antes de su conquista. Subimos este mapa que es de hermosa factura y de una policromía extraordinaria. Está en la colección de la Biblioteca Nacional de París.
Desde esta fecha las islas aparecen en multitud de portulanos, atlas y mapas a partir del siglo XV.
Una vez situadas las islas en la cartografía y redescubiertas por los europeos es de especial interés cuales fueron las crónicas de los primeros aventureros y navegantes que llegaron a ellas y establecieron contactos con los aborígenes.
A continuación añado un de las primeras de las cuales se tiene noticia sobre las islas y sus habitantes, realmente original.
En la siguiente entrada hablaremos de las costumbres de los aborígenes y el inicio de la conquista.