PRIMEROS PLANTEAMIENTOS

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Asturias 36-37
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En todo diseño de wargame hay que comenzar por plantearse los pros y las contras de utilizar un mapa de punto a punto, hexagonado o de áreas.
En el caso del frente de Asturias tenemos el delicado asunto del pasillo de Grado. Este pasillo era una estrechísima franja de territorio bajo control sublevado que permitía el suministro de Oviedo, y que lógicamente fue objeto de múltiples ataques por parte de las fuerzas asturianas.
¿Cómo representar este pasillo correctamente? Además: ¿cómo evitar que sea una ratonera para el bando sublevado? Un mapa de punto a punto permite unas soluciones, el de áreas permite otras, mientras que los hexágonos te obligan a mantener la proporción geográfica real.

Aquí podemos ver un mapa del Frente Norte en 1937, donde se puede apreciar el angosto pasillo que conectaba Oviedo con el resto de la zona sublevada.

Representar esto en un wargame es peliagudo. ¿Cómo hacer para que no caiga a las primeras de cambio?


Comienzo a plantearme el tema con un mapa punto a punto.
En este tipo de mapas uno está obligado a señalar aquellos espacios que resultan importantes históricamente, como Oviedo, Gijón o Avilés. En «Foto1» podéis ver los que he identificado hasta ahora. Se puede observar que ciertas zonas tienen una gran saturación. Eso será un problema a la hora de meterlo en un mapa… pero se puede hacer sitio empujando un poco las casillas de alrededor. No es lo más elegante, pero bueno.


Los mapas punto a punto te permiten además manejar las conexiones a tu gusto. Por ejemplo, véase la situación en el mapa 2: Oviedo podría ser atacado desde muchas direcciones diferentes, lo cual haría la defensa muy difícil. Lo mismo para Grado o Escamplero. La solución puede ser simplemente quitar conexiones, de tal modo que cada uno de los espacios que conforman el pasillo solo pueda ser atacado desde dos puntos. Es una triquiñuela, lo reconozco, pero redunda en beneficio de la jugabilidad.

La segunda opción serían los hexágonos.

Estos son como un desfile soviético: todo muy regular y medido, sin posibilidad de variación.

En este caso, me interesaría utilizar la misma escala que la del Euzkadi porque así en un futuro (muuy lejano) podría acabar con un monster de todo el frente norte a nivel batallón.

Con una malla de 46 x 36 hexes queda un mapa tamaño DINA2 y las áreas en conflicto quedarían cubiertas, incluyendo la ciudad de León. Genial.

He hecho una especie de zoom en la zona de Grado. El pasillo está conformado por una fila de 5 hexes. Será un desafío que una linea tan larga pueda defenderse.

Una opción es crear reglas especiales para ese pasillo, por ejemplo que el asturiano no pueda atacarlo con más de X unidades, pero esa es una solución que me parece poco elegante.

Pero es que si no… ¿cómo defender eso? Oviedo puede ser atacada desde cinco direcciones diferentes. Solo se puede hacer si meto en Oviedo una guarnición que sea al menos cinco veces más potente que cualquier posible atacante. Esto hace que un jugador medianamente competente pueda lanzar ataques impables desde la ciudad, lo cual es históricamente inaceptable. Hay que pensar en otra opción.

La tercera opción son las áreas.

Pensándolo un poco, los hexágonos son también áreas, pero de bordes regulares. Da igual, los mapas de áreas permiten solucionar las zonas problemáticas.

Por poner un ejemplo muy exagerado, en la foto 5 podemos ver cómo podríamos solucionar el pasillo de Grado de un plumazo. Reconozcamos que eso es más tramposo que un billete de 3 euros.

Además, las áreas tienen un problemilla adicional: que es difícil optimizar el espacio. A poco que te descuides, puedes crear artificialmente zonas estratégicas que nada tienen que ver con la realidad.

Por ejemplo en el mapa 4 vemos por ahí en medio el área de Belmonte que tiene 8 áreas limítrofes, lo que la convertiría en un punto importante a controlar… pero en un mapa de carreteras podemos ver que se trata de una población a la que solo se accede por la AS227. Detalles como estos hacen que después durante las partidas, el juego «descarrile» frecuentemente por zonas no deseadas.

En fin… que hay que sopesar cuidadosamente los pros y contras de cada una de las opciones porque una vez metidos en harina, no resulta sencillo retroceder.

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