Héroes de Baler – Historia – Parte 4: Octubre, noviembre y diciembre de 1898

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El Asedio de Baler 1898
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Octubre de 1898:
El beriberi continuaba atormentando a los españoles. El día 10 fallecían el cabo José Cháves y el cazador Ramón Donat. En esos momentos, gran número de soldados se encontraban en terrible estado de salud, con miembros paralizados y sin poder moverse.

Avanzadilla de reclutas filipinos frente a la plaza de Baler

El día 18, el beriberi se cobraba otra víctima, el teniente Alonso Zayas. El teniente Martín tomaba su relevo como segundo al mando de la defensa y jefe del destacamento. Para paliar la baja moral y el estado insalubre del interior de la iglesia, lo primero que llevo a cabo fueron los trabajos de mejora de la salubridad del edificio perfeccionando la ventilación y canalizando urinarios hacia el exterior del patio. Los trabajos al mismo tiempo mantendrían a las tropas ocupadas.

El día 22 fallecía el soldado José Lafarga por disentería. Mientras que el día 25 se enterraba en la iglesia al cazador Román López fallecido por beriberi.

Noviembre de 1898:
Este mes no apuntaba mejor que octubre, las victimas por beriberi seguían aumentando. El día 8 fallecía el soldado Juan Fuentes y el día 9 eran enterrados junto a él sus compañeros Baldomero Larrodé y Manuel Navarro. Asimismo, el día 14 fallecía Pedro Izquierdo.

El día 22 fallecía el capitán Enrique de las Morenas, asumiendo el teniente Martín el mando de la defensa. Para no mostrar debilidad ante los tagalos, se decidió ocultar la muerte del capitán De las Morenas. Desde el inicio del asedio habían fallecido trece hombres y se había producido una deserción.

Enrique de Las Morenas, Martín Cerezo y Vigil de Quiñones

Antes de final de mes, allá por el día 23, se produjo otra salida por los soldados José Chamizo y José Alcaide. Le prendieron fuego al bahay de Hernández, pero pronto las llamas afectaron a otros bahay en los aledaños y a algunos tramos de trincheras.

Diciembre de 1898:
A pesar de todos los intentos por hacer retroceder a los sitiadores, los españoles seguían sufriendo los estragos de la epidemia de beriberi. El día 8 se producía otra muerte por beriberi, la del soldado Rafael Alonso.

Fotografía de la Iglesia de Baler

Mientras tanto, ignorando lo que sucedía en el exterior, el Imperio español llegaba a su ocaso el día 10 tras la firma del Tratado de París, finalizando así la Guerra Hispano-Estadounidense. España abandonó sus demandas sobre Cuba, que declaró su independencia. Filipinas fue oficialmente entregada a los Estados Unidos por veinte millones de dólares, y Guam, junto con Puerto Rico, se convirtieron también en propiedades estadounidenses.
Tomás Paladio, uno de los asistentes indígenas que desertaron días previos al asedio, llegaba a Manila el día 13, aunque obviamente no se identificó como desertor. Durante su interrogatorio testificó que el destacamento español en Baler se había rendido el 23 de octubre tras un ataque masivo filipino. A pesar de su relato poco creíble, consiguió evitar que el destacamento fuese socorrido por refuerzos.

La falta de alimento comenzaba a ser alarmante y Vigil de Quiñones insistía en la necesidad de realizar una salida para obtener alimentos frescos con urgencia. El día 14, aprovechando que el pueblo parecía más tranquilo, diez hombres entre los menos enfermos se presentaron voluntarios a las órdenes del cabo Olivares con el objetivo de realizar la salida tan necesitada en busca de alimento. La incursión fue todo un éxito ya que no solo lograron volver con alimentos, sino que también destruyeron chozas y tramos de trincheras del enemigo. Para cuando los tagalos se percataron de lo que estaba ocurriendo, ya estaba ardiendo prácticamente el pueblo entero gracias a la ayuda del viento. Los sitiadores tuvieron que comenzar a reconstruir trincheras en zonas más alejadas de la iglesia. Al haber forzado la retirada de la línea de hostigamiento enemiga, los españoles podían moverse con mayor comodidad por los alrededores de la iglesia., pudieron realizar un pozo negro en el exterior conectándolo con los muros del patio y, además, consiguieron plantar un pequeño huerto junto a la entrada de la trinchera este.

El día 24 se produjo otro intento de parlamento. El capitán español de la Guardia Civil Carlos Belloto escribió una carta para reunirse con el capitán De las Morenas. Martín, para evitar que descubriesen que el capitán había fallecido, decidió no contestar por escrito, sino que lo hizo verbalmente aceptando dicha reunión. Martín esperaba conseguir información de fiar del exterior pero, finalmente, Belloto no llegó a acudir a la cita puesto que no había recibido respuesta oficial por escrito y no quería colaborar con la rendición de la fuerza española.

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Christian

    La historia de lo sucedido es apasionante y escalofriante a partes iguales. Gracias por estas entradas históricas, Jose.

    1. Neva

      Muchas gracias Christian por seguir las entradas históricas. Un abrazo!

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