Durante la guerra de 101-103 los romanos debieron construir al menos 3 puentes de este tipo, uno en las llanuras del Banato, en Lederata, otro en Drobeta y otro en Oescus-Sucidava.
En el juego apostamos por cinco puentes de barcas, uno en Lederata al norte de Viminacium, por el que cruzó Trajano en persona, otro más al Este, en Drobeta, donde cruzaron fuerzas quizás mandada por Adriano, con la misión de proteger el flanco del cruce de Trajano con la fuerza principal y en caso de necesidad enlazar con las fuerzas de Laberio Máximo que cruzaron en Oescus o Novae.
Siguiendo esta ilustración apostamos por otros dos puentes en Singidunum y en Acumincum, este último puente para las fuerzas de Agrícola situadas en Pannonia.
Avance de las tropas al mando de Laberio Máximo partiendo de Novae, hay fuentes contradictorias que sitúan el punto de cruce en Oescus.
La construcción de un puente flotante suponía una solución optima para un ejército en campaña que necesitara atravesar un río de forma rápida. Bastaba alinear una hilera de barcos que sustentara una plataforma. La mejor representación de este tipo de estructuras aparece precisamente en la Columna Trajana
En el bajorrelieve solo se representan un puñado de barcos, pero sabemos que tuvo que hacer falta al menos un centenar de barcos para atravesar el Danubio. Los barcos muy próximos entre sí parecen barcazas de popa elevada identificables por el timón y por la plataforma trasera con su guardafuego. Las pilas se componen de pilotes verticales paralelos sobre los que se fijan vigas transversales que sostienen la plataforma. La entrada al puente parece horizontal, mientras que su salida se efectúa a través de una rampa.
La longitud de los barcos representados en la Columna Trajana se puede estimar de manera aproximada si suponemos que la anchura de la plataforma rondaría los 10 m. A esta cifra habría que añadir la longitud del ya mencionado castillo de popa, y una longitud análoga a proa para equilibrar el sistema. Todo ello permite deducir quela eslora de las embarcaciones no superaría los 20 m. Así mismo su manga no podía ser inferior a los 5 m, y la separación entre los cascos sería escasa.
Hay que pensar que si los romanos emplearon como mínimo cuatro puentes de este tipo necesitaron el uso de unos 400 barcos como mínimo a la vez, volvemos a hacernos una idea del inmenso esfuerzo logístico y la concienzuda preparación que necesitó esta campaña.
Los romanos tendrían que ir alineando las naves una a una, colocándolas en el punto exacto cuando su tripulación recibiera desde la orilla la señal visual convenida. El personal en tierra encargado de supervisar la operación se valdría de una groma para calcular el alineamiento a respetar.
Tirando de la cuerda del ancla, los hombres situados sobre la cubierta de un barco pueden hacer retroceder o avanzar ligeramente la nave para ajustar su alineamiento de una manera perfecta.
Para ganar tiempo, lo más sensato sería construir las pilas de madera directamente sobre los barcos. No habría dificultad alguna en calcular la separación exacta entre las pilas, pues las embarcaciones se colocaban muy próximas unas de otras.
Fuentes:
La ingeniería del Ejercito Romano. Jean Claude Golvin. Gerard Coulon de Ediciones Desperta Ferro.
Dacia. La conquista Romana. Volumen I. Sarmiegetusa. Radu Oltean. Ediciones Desperta Ferro.