El sorprendente y novelesco viaje de Don Carlos

No soy historiador, soy ocasionalmente diseñador de juegos  y  aficionado a la Historia, pero he leído tantos miles de páginas , en tantos libros y documentos de la Primera Guerra Carlista, que tengo ya una opinión formada sobre porqué la marcha de la guerra no se inclinó a favor del bando carlista. No fue un sólo motivo ni circunstancia, fueron al menos cinco o seis los que considero hechos clave o puntos de inflexión donde el bando carlista tuvo la victoria a su alcance.

Uno de ellos en mi opinión fue que el pretendiente Don Carlos María Isidro de Borbón, no entrara en España tras publicar el día 1 octubre de 1833 el Manifiesto de Abrantes,  para de este modo animar y fortalecer el alzamiento de los defensores de su causa con su presencia. El no comparecer en la guerra que se combatía en su nombre durante casi un año mermó en gran medida el alcance del pistoletazo inicial del manifiesto por la legitimidad.

Abrantes en un pueblo de Portugal a unos 100 km de la frontera con España . Es justo añadir en su defensa que una de las razones por las que no osó cruzar la frontera portuguesa fue a que el General Rodil le buscaba por todo el perímetro de Norte a Sur de la misma con unos 10.000 soldados para darle caza.

Así que ante el miedo de que le capturaran nada más pisar territorio hispano, ya que ahí se acabaría todo, tomo la decisión de dar un rodeo y entrar de incógnito cuando y donde menos se le esperara.

Y eso es lo que me gustaría contar en esta segunda entrega de Curiosidades,  el largo y azaroso viaje de Don Carlos de Portugal a España, pasando por Inglaterra y Francia. Espero que les sea de interés.


Estaba el pretendiente asilado en Portugal con su familia, séquito y una fuerza de unos 700 hombres entre oficiales y soldados, cuando le es comunicado que su valedor , Don Miguel I de Braganza1 era enviado al exilio con su familia . Esto ocurría en mayo de 1834 . Esta noticia trastocó todos sus planes y se quedó de golpe sin el apoyo militar portugués.

Algunos de sus consejeros le instaban a penetrar con esa exigua fuerza por Andalucía, en concreto desde el pueblo portugués de Serpa para cruzar la frontera hacia la provincia de Huelva. Otros consejeros estimaban y con buen tino que estando Rodil cerca con más de 10.000 hombres y viajando Don Carlos con su familia, se exponían al gran peligro de ser capturados.

Así pues  Don Carlos tomó la determinación de viajar a Inglaterra donde el Rey  Guillermo IV y su portavoz en Portugal el Almirante Baker daban garantía de respetarle y proteger su integridad y de su familia.

Desde este momento y en conjunción con el gobierno inglés se organizó su partida.

La familia de Don Carlos más 90 hombres de su séquito y altos oficiales se puso en camino hacia una localidad a 3 leguas de Lisboa llamada Aldea-Gallega, donde le esperaban los barcos británicos para su transporte. Los generales «pedristas»2 se hicieron cargo de que la comitiva llegara a puerto sin ningún altercado.

El resto de los hombres de Don Carlos lamentablemente se quedaron confinados en Portugal en diversos presidios y a pesar de que el gobierno portugués dio palabra de buen trato más de la mitad falleció a causa de hambre, enfermedades o fusilados ( por falsa excusa de rebelión).

El 29 de mayo llegó a la Aldea-Gallega el coronel Tejeira , edecán del general Rodil, reclamando en nombre del gobierno de Cristina la entrega de Don Carlos, su familia y de sus tropas. Pero ya era tarde, dicha petición fue negada.

Ese mismo día Don Miguel se despedía afectuosamente de Don Carlos en Montemor el primero rumbo al puerto de Sines donde embarcaría con su familia al exilio a Génova.

Don Carlos continuaba la ruta hacia el puerto escoltado por el coronel inglés Wilde y un escuadrón de lanceros.

El día primero de junio a las once de la mañana, Don Carlos, su familia y comitiva embarcaron en 12 chalupas. Don Carlos ocupaba la primera con su mujer (María Francisca de Braganza)3 , sus hijos más la princesa de Beira. El resto de la comitiva estaba compuesta por 60 personas. A los oficiales restantes no se les permitió unirse y fueron exiliados a Hamburgo en otro barco.

Una salva de 21 cañonazos anunció la llegada de las chalupas al buque Donegal, navío de guerra de 74 cañones. El capitán Fanshawe bajó hasta cerca del agua para recibir a sus majestades haciéndoles los honores debidos a una familia real.

El Donegal tuvo que esperar hasta el día 3 de junio para hacerse a la vela debido a que tropas de Rodil asaltaron y robaron todo el carruaje con vestuario y pertenencias de la familia real, defendidos por tan solo catorce criados sin armas.

Durante el trayecto la familia real no acostumbrada a la navegación sufrió mucho de mareo.

Todos los días mientras almorzaban eran amenizados por una orquesta que tocaba diferentes melodías y siempre empezaba con el God save the King 4. Por las noches algunos cadetes ingleses también tocaban piezas en el salón donde se reunían.

Así pues en un viaje sin contratiempos el barco llegó el día 12 de junio a la rada de Portsmouth. Sin embargo fueron retenidos a bordo varios días hasta la llegada del secretario del primer ministro británico Lord Palmerston. Este diplomático tenía encomendada transmitirle a Don Carlos la singular propuesta de que renunciase al trono de España a cambio de una elevada pensión vitalicia bajo la garantía y aval de su majestad el rey Guillermo IV (¡la suma de 30.000 libras esterlinas anuales !).  A lo cual Don Carlos respondió que sus derechos a la corona de España eran inherentes a su Real Persona y que no podía renunciar a ellos sin faltar a las obligaciones que tenía contraídas con su pueblo y con Dios.(sic)

Al día siguiente el conde de Florida Blanca quiso ofrecer al rey sus respetos y solicitó audiencia y permiso para subir a bordo. Don Carlos le envío esta contestación: sería bienvenido a bordo si se presentaba como simple grande de España, pero no lo recibiría si se presentaba en calidad de embajador de María Cristina a quien sólo consideraba como reina viuda. Al recibir esta respuesta el conde abandonó el puerto sin verlo.

Don Carlos y su familia no pudieron desembarcar en Portsmouth hasta el día 18 de junio debido al mal estado de la mar.  Al llegar a tierra tuvo salva de 21 cañonazos y formación de un destacamento de soldados de marina a su paso. El muelle estaba lleno con las personas más distinguidas de la ciudad y tuvieron un cordial recibimiento . Al subir al coche que les llevaría a su alojamiento les fue tocado el himno  God Save the King.

Don Carlos permaneció  pocos días en Portsmouth, y quiso vivir de incógnito en la ciudad eligiendo el título de Duque de Elizondo. A pesar de lo cual tuvo la visita de varias autoridades y altos dignatarios entre ellos el secretario personal del rey Guillermo IV, el almirante Maitland5. Recibió asimismo correspondencia importante, entre ellas carta del General Zumalacárregui, dándole parte de sus operaciones militares y rogándole que viajara a España cuanto antes a tomar el mando de sus tropas y reanimar con su presencia las esperanzas de sus fieles seguidores. Este mensaje hizo tomar a Don Carlos una pronta resolución y ordenó al futuro Barón de los Valles6 a organizar los preparativos del viaje.

1. Rey depuesto tras la guerra civil portuguesa 1828-1834, llamada también Guerra Miguelista.

2. Por Pedro IV de Portugal, quien asumió el trono tras derrotar a su hermano Miguel en la guerra civil portuguesa.

3. María Francisca de Braganza y Borbón era sobrina de Don Carlos. Se casaron el 22 de febrero de 1816.

4. Dios Guarde al Rey.

5. El Almirante Maitland también recibió a Napoleón en 1815 en el puerto de Portsmouth de camino a su exilio a Santa Helena. El encuentro se llevó a cabo en el navío de guerra Bellerophon.

6. Louis Xavier Auguet de Saint-Sylvain organizó la huida del Pretendiente desde Inglaterra a través de Francia  hacia Navarra, por lo que recibió el título de barón de los Valles, convirtiéndose en su secretario particular, brigadier y ayudante de Campo.

Principales miembros del séquito de Don Carlos que embarcaron en el Donegal: el Príncipe de Asturias, Don Carlos Luis; los Infantes Don Juan Carlos y Don Fernando María, el Obispo de León y ministro universal del Rey, don Joaquín Abarca, y su secretario, Ramón Pecondón, el Padre la Calle, confesor de Don Carlos; el Padre Ríos, ayo de sus hijos; los gentileshombres Villavicencio y marqués de Oban, los gentileshombres de Cámara José Mª Tejeiro, García Martin, José Sacanell y Feliu; los tenientes generales González Moreno y Romagosa, el mariscal de campo Maroto, los brigadieres Soldevilla, Amarillas y Núñez de Abreu , los coroneles Labradillo, Severino Gómez y Martínez Tenaquero; el secretarlo de la Cámara, Piazaola, el médico Llord, y su hijo, el cirujano Villanueva; el caballerizo Conengal, el secretario de Don Carlos, teniente coronel Auguet de Saint Sylvain ; su ayuda de cámara Cruilles; el agregado a la secretaría Arenzaga, las camaristas y azafatas señoras y señorita Iglesias, Pilar Arce, Gómez Laguna, Díaz y Lesaca; el mayordomo Castilla y los guardarropas Álvarez, González y Meléndez. En el bajo personal los criados Pastor y Carraqueiro, los pajes Fernández y González Bueno, el mayordomo Castilla, el primer jardinero Salmanquino, primer cocinero Esgarez, jardinero asistente Segade; cocineros Mercia y Coucalou, criados de cocina Caénaz, Marrón y Cabo, criado José Andrade.

CONTINUARÁ…

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. herosilence

    Gracias por estas pinceladas históricas que siempre resultan interesantes. Al menos lo son para mi que las desconocía. Las guerras carlistas son una asignatura pendiente por mi parte el conocerlas y estudiarlas, pero todo se andará.

  2. Edugon

    Muy interesante. Gracias por compartir

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